Nuestros pensamientos no son solo nuestros. Cada pensamiento que mantenemos contribuye al mundo que experimentamos, y las personas que nos rodean perciben esa energía. Esto también ocurre si nos «empapamos» de los pensamientos colectivos, como ocurre con las noticias. También con las emociones que sentimos al entrar en una habitación con otras personas o al frecuentar ciertos lugares/entornos. En lugar de dejarnos aturdir por pensamientos inexplicables, podemos elegir seleccionar los pensamientos que generen paz. Al elegir conscientemente, transformamos nuestra experiencia y la de quienes nos rodean.
No soy el único que experimenta los efectos de mis pensamientos.
(UCDM. L.19)
Tus pensamientos afectan al mundo
Los pensamientos que elegimos sostener no solo nos afectan a nosotros, sino también a quienes nos rodean. Pensar que alguien cercano, como tu hijo, no es suficiente, o creer en ideas limitantes, genera impactos físicos y emocionales en los demás y en nosotros mismos. Los pensamientos de juicio, crítica o desamor no son neutrales, pues debilitan a la mente y la mantienen en la distorsión. La buena noticia es que podemos elegir otros pensamientos, capaces de fortalecer, sanar y conectar. El cambio siempre empieza en nuestra mente.
Mis pensamientos de ataque atacan mi invulnerabilidad.
(UCDM.L.26)
