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Pensamientos intrusivos, miedos y preocupaciones

Nuestras percepciones erróneas pueden ser realmente atemorizantes. Así como los niños malinterpretan sombras o sueños, los adultos también ponemos significados aterradores en situaciones que, en realidad, no tienen poder para hacernos daño.

Si buscamos la guía del Espíritu Santo con verdadera disposición a abandonar nuestras interpretaciones erróneas, Él nos dará la respuesta. Al aceptarla, el miedo desaparece, al comprender que la amenaza no era más que una ilusión.

  1. Los niños perciben fantasmas, monstruos y dragones espantosos y se aterran. 2 Mas si preguntan a alguien en quien confían cuál es el significado de lo que perciben, y están dispuestos a abandonar sus propias interpretaciones en favor de la realidad, su miedo desaparece junto con ellas. 3 Cuando se ayuda a un niño a que se dé cuenta de que lo que pensaba que era un fantasma es en realidad una cortina; el “monstruo” una sombra y el “dragón” un sueño deja entonces de tener miedo y se ríe felizmente de su propio temor.
  2. Hijo mío, tienes miedo de tus hermanos, de tu Padre y de ti mismo. 2 Pero estás simplemente engañado con respecto a ellos y con respecto a ti. 3 Pregúntale al Maestro de la realidad lo que ellos son y lo que eres tú, y al escuchar Su respuesta, tú también te reirás de tus miedos y los reemplazarás con la paz. 4 Pues el miedo no se encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos niños que no entienden lo que ésta es. 5 Es únicamente su falta de entendimiento lo que les asusta, mas cuando aprenden a percibir correctamente dejan de tener miedo. 6 Y así, cuando vuelvan a tener miedo preguntarán cuál es la verdad. 7 No es la realidad de tus hermanos ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. 8 No sabes lo que son, y así los percibes a ellos y a ti mismo como fantasmas, monstruos y dragones. 9 Pregúntale cuál es su realidad a Aquel que la conoce y Él te dirá lo que ellos son. 10 Pues tú no lo sabes y, puesto que estás engañado con respecto a lo que ves, necesitas la realidad para poder desvanecer tus miedos.

UCDM.T.11.VIII.13-14

EL MIEDO ES UNA ELECCIÓN, NO UN DESTINO.

La amígdala es como una alarma interna que a veces se dispara con miedos imaginarios (sobre todo en situaciones de acción/reacción), haciéndonos creer que estamos en peligro cuando en realidad no es así. Pero aquí está lo bueno: no somos nuestro cerebro, nuestro poder va mucho más allá, así que tenemos la posibilidad de observar los miedos, cuestionarlos y elegir no cargar con ellos. Al final, somos nosotros quienes decidimos si dejamos que nos controlen o nos permitimos verlos de otra forma. ¡El miedo no manda, mandas tú!

Si aún así estás empeñado en sentir miedo, recuerda esto: la amígdala está haciendo su trabajo, pero no siempre tiene razón, sobre todo cuando se trata de pre-ocupaciones. Ese miedo al que te agarras como si fuera verdad absoluta, ¿es real o solo imaginado? Si sigues dándole vueltas, estás eligiendo cargarlo tú mismo. ¿No sería más fácil soltarlo y mirar las cosas de otra forma asistido por Aquel que sabe? Al final, sentir miedo es una decisión, como también lo es liberarte de él. ¡Tú decides!

El miedo no es real, es el resultado de pensamientos falsos que tú has elegido.

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