«El Espíritu Santo necesita un alumno feliz en quien Su misión pueda llevarse a cabo felizmente. Tú que eres tan partidario de la aflicción, debes reconocer en primer lugar que eres infeliz y desdichado. El Espíritu Santo no puede enseñar sin este contraste, pues tú crees que la aflicción es felicidad.» (T-14.II.1:1-3)
La verdadera confianza en el Espíritu Santo comienza con un acto de honestidad: reconocer que aún no somos completamente felices. No porque la felicidad sea inalcanzable, sino porque muchas veces nos hemos conformado con el sufrimiento, creyendo que es normal o inevitable.

El Espíritu Santo no nos impone la verdad ni nos obliga a ver la felicidad, porque el amor nunca fuerza. Pero si estamos dispuestos a admitir que todavía hay dolor en nuestra percepción, entonces podrá mostrarnos otra manera de ver: un contraste entre lo que pensábamos que era la felicidad y lo que realmente es.
Esto nos conecta con la confianza. Si reconocemos que solos no hemos logrado la paz que buscamos, podemos abrirnos a una guía superior que sí sabe el camino. Entonces la certeza aparece, no porque todo en nuestra vida sea perfecto, sino porque dejamos de aferrarnos a una percepción limitada y permitimos que se nos muestre algo más grande.
¿Estoy dispuesto a reconocer mi insatisfacción para que el Espíritu Santo pueda mostrarme el camino a la verdadera felicidad?
Confía, confía, confía
«Él irá delante de ti despejando el camino, y no dejará escollos en los que puedas tropezar ni obstáculos que pudieran obstruir tu paso. Se te dará todo lo que necesites. Toda aparente dificultad simplemente se desvanecerá antes de que llegues a ella.» (T-20.IV.8:5-7)
Si avanzamos con confianza (aunque no veamos con claridad el siguiente paso), la ayuda llega en el momento preciso. No estamos solos en nuestro camino: algo mayor opera a nuestro favor, preparando el terreno de antemano para que cada paso que damos nos lleve exactamente donde debemos estar.
El miedo nos hace creer que tenemos que controlar y prever todo, pero la verdadera certeza nace de la confianza en que la guía ya está en marcha. Cuando soltamos la necesidad de saberlo todo y simplemente damos el paso que nos corresponde, descubrimos que lo que parecía imposible se resuelve, que los obstáculos desaparecen antes de que lleguemos a ellos, y que todo lo necesario se nos da en el momento adecuado.
Este principio se aplica en cada aspecto de la vida. Si sientes que no tienes claro el siguiente paso, recuerda que tu única tarea es avanzar con fe. Lo que necesitas ya ha sido dispuesto para ti.
¿Estoy dispuesto a confiar en que todo lo necesario llegará en su momento? ¿O sigo exigiendo certezas antes de avanzar?
Feliz San Valentín
