Pensar en positivo no significa negar la realidad ni evitar tomar las acciones necesarias. Tampoco significa ignorar nuestras emociones. A menudo, lo que realmente nos limita no es el hecho en sí, sino los pensamientos y decretos que lo acompañan. Esos pensamientos son los que refuerzan las emociones que nos mantienen estancados y nos anclan en el sufrimiento. Cambiar nuestra percepción es clave, pero también lo es actuar en coherencia con ese cambio, alineando mente, cuerpo y espíritu.
Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo. UCDM. T.2.VI.3:4
Coherencia entre actos y pensamientos
El vídeo nos recuerda algo fundamental: pensar en positivo no es suficiente si no alineamos nuestras acciones y emociones con esa intención. El pensamiento disfuncional, como decretar «nunca cambiaré» o «para qué intentarlo», puede tener un impacto real en nuestro cuerpo y nuestra energía. Esto es conocido como efecto nocebo. Pero no somos prisioneros de estos pensamientos: podemos elegir de otra manera, y al mismo tiempo tomar las acciones necesarias en nuestra experiencia. La clave está en no usar el pensamiento positivo para evadir, sino para transformar y actuar.
Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. Tal como el hombre piense, así percibirá. UCDM. T.21.In.1:5-6
