Para el ego, dar cualquier cosa significa tener que privarse de ello. Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das. ”Dar para obtener” es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto, está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio origen. T.4.II.6:3-6
El ego nos ha enseñado que dar es perder. Nos ha convencido de que solo podemos recibir si antes entregamos algo con la esperanza de obtener más a cambio.
Pero la verdadera abundancia no surge de la escasez, sino del reconocimiento de que ya lo tenemos todo. Solo cuando nos sentimos plenos podemos compartir sin miedo.
Hoy, observa cómo percibes el acto de dar. ¿Lo ves como una pérdida o como una expresión natural de lo que eres?
Se te dará todo lo que necesites
Sólo el Espíritu Santo sabe lo que necesitas. Y te proveerá de todas las cosas que no obstaculizan el camino hacia la luz. ¿Qué otra cosa podrías necesitar? Mientras estés en el tiempo, Él te proveerá de todo cuanto requieras, y lo renovará siempre que tengas necesidad de ello. No te privará de nada mientras lo precises. Mas Él sabe que todo cuanto necesitas es temporal, y que sólo durará hasta que dejes a un lado todas tus necesidades y te des cuenta de que todas ellas ya han sido satisfechas. El Espíritu Santo no tiene, por lo tanto, ningún interés en las cosas que te proporciona. Lo único que le interesa es asegurarse de que no te valgas de ellas para prolongar tu estadía en el tiempo. Sabe que ahí no estás en casa, y no es Su Voluntad que demores el jubiloso regreso a tu hogar. T.13.VII.12
La escasez es una percepción fabricada por el ego. El curso nos recuerda que el Espíritu Santo nos provee exactamente lo necesario en cada momento, sin exceso ni carencia, porque su único propósito es guiarnos de vuelta a la verdad.
Si todo lo que recibimos aquí es temporal, ¿por qué aferrarnos con miedo a la pérdida? La verdadera abundancia no se encuentra en lo que acumulamos, sino en la certeza de que jamás nos faltará todo lo que podamos necesitar para desempeñar nuestra función aquí. La pregunta es: ¿qué crees merecer?
A veces, la resistencia a recibir más proviene de la creencia de que desear algo extra es frívolo o innecesario. Pero la abundancia de Dios no se detiene en juicios sobre si tu coche aún puede durar unos años más. Eso es el ego, tratando de mantenernos en la escasez.
El vídeo de hoy nos invita a cuestionar estas creencias. ¿Y si soltaras la necesidad de controlar y confiaras en que ya tienes todo lo que realmente necesitas?
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