«La enfermedad es una decisión. No es algo que te suceda sin tú mismo haberlo pedido, y que te debilita y te hace sufrir. Es una decisión que tú mismo tomas, un plan que trazas, cuando por un instante la verdad alborea en tu mente engañada y todo tu mundo parece dar tumbos y estar a punto de derrumbarse. Ahora enfermas para que la verdad se marche y deje de ser una amenaza para tus dominios.» (L.136.7)
El cuerpo no actúa por sí solo; es el reflejo de lo que ocurre en nuestra mente. Cada síntoma, cada tensión acumulada, es un mensaje que nos muestra una creencia o una emoción que aún no hemos liberado. Cuando una verdad incómoda se asoma en nuestra conciencia, a veces el ego responde fabricando enfermedad como una distracción. En lugar de enfrentar el cambio interno, buscamos refugio en el cuerpo, usando el dolor o el malestar para evitar mirar en profundidad.
Esta no es una idea para culparnos, sino para recuperar el poder sobre nuestra propia sanación. Si la enfermedad es una decisión, entonces también podemos decidir soltar lo que la originó. Relajar el cuerpo, liberar las tensiones acumuladas y permitirnos soltar la carga emocional no es solo un acto físico, sino un recordatorio de que podemos elegir otra forma de vernos a nosotros mismos.
La sanación verdadera no viene solo de tratar el cuerpo, sino de atender la mente. Cuando elegimos soltar el miedo, el rencor y la culpa, el cuerpo responde. El perdón es la mayor medicina que podemos ofrecernos.
¿Estoy dispuesto a mirar más allá del síntoma físico y descubrir qué pensamientos lo están sosteniendo?
Acumulación de faltas de perdón
«No confundas el efecto con la causa ni pienses que la enfermedad se encuentra aparte y separada de lo que no puede sino ser su causa. La enfermedad es una señal, la sombra de un pensamiento malvado que parece ser real y justo de acuerdo con las normas de este mundo.» (T.3.I.1:1-2)
El cuerpo es un reflejo de la mente. Sus síntomas no son la causa del malestar, sino señales de pensamientos y creencias no resueltas que necesitan ser observadas. Nuestro sistema nervioso no solo reacciona a lo que vivimos, sino que almacena las tensiones de experiencias pasadas. Si no las liberamos, terminan manifestándose en el cuerpo en forma de dolor, rigidez o enfermedad.
El Curso nos invita a mirar más allá del síntoma físico para reconocer la verdadera causa: el estado de nuestra mente. En lugar de tratar de curar el cuerpo como si fuera algo separado, debemos atender la raíz del problema, que siempre está en nuestras creencias. La enfermedad no es más que una sombra de pensamientos de miedo y culpa, y solo se disuelve cuando decidimos ver la verdad.
El cuerpo puede beneficiarse de ejercicios como el yoga, la respiración consciente o cualquier otra práctica que nos ayude a liberar tensiones acumuladas, pero el verdadero descanso llega cuando soltamos los juicios, el resentimiento y el miedo. El perdón es el camino a la sanación, no solo de la mente, sino también del cuerpo.
¿Estoy atendiendo solo los síntomas físicos o estoy dispuesto a mirar la causa real de mi malestar?