La mente, cuando no está en el presente, tiende a perderse en el pasado y el futuro, llevándonos al desequilibrio emocional: ansiedad, estrés, culpa… La meditación, sin embargo, nos ancla al momento presente y nos reconecta con la paz que es nuestra verdadera naturaleza. Es como caminar por el bosque: nos sentimos parte de algo mayor, conectados con todo. Este estado no solo nos transforma mentalmente, sino que tiene un impacto real y tangible en nuestra salud física, emocional y mental.
Descanso en Dios.
(UCDM.L.109)
Medita en todo lo que hagas
La meditación nos recuerda lo que somos: seres en paz. Nos libera de los pensamientos del pasado y del futuro que nos desequilibran, devolviéndonos al momento presente, donde realmente está el poder de sanar. Así como caminar por la naturaleza nos conecta con el todo, la meditación nos reconecta con nuestra esencia. Su impacto es tan profundo que no solo transforma nuestra mente, sino también nuestro cuerpo: mejora nuestra salud mental, fortalece el sistema inmune y puede incluso influir en nuestra genética.
Resuélvete a atravesar las nubes. Extiende tu mano y, en tu mente, tócalas. Apártalas con la mano, y siente como rozan tus mejillas, tu frente y tus ojos según las atraviesas. Sigue adelante; las nubes no te pueden detener. UCDM.L.69.
